domingo, 4 de enero de 2015

Yo que no tengo licencia para conducir, ni colegiatura en el CNP, que ejerzo ilegalmente el periodismo, porque la vida en este plano es para ilegales, que me tomo una copa de vino, aunque no deba, que sueño todos los días, veo las mismas películas, escucho las mismas canciones, sueño con Manhattan y una terraza parisina, que leo cada cinco años mi libro favorito, 
que se escribir con sangre "con tinta sangre del corazón" las mismas palabras, siempre las mismas palabras, otra vez ésas palabras, cada año, cada mes, estacas son estacas ésas palabras, las pongo a serenar, dicen que cuando serenas las mismas palabras de siempre, la próxima vez una de ésas palabras vuela, vuela porque volar, es clavarse en el tesorero de las palabras, siempre las mismas palabras, otra vez ésas 
palabras
"que he llorado a cántaros", que nadie me ha escrito "Me gustas cuando callas", que no me quiero ir de este puerto, aunque el sueño de  todos sea largarse de esta tierra, a Chile a Ecuador a Buenos Aires, porque allá la vida si es vida, y los sueños si se cumplen, yo que he sido despreciada y desplazada y eso no me borró los labios, yo que pensé que ya no escribía, porque sólo escribo en una silla y en un teclado,  yo me imagino que cuando un poeta se obsesiona
nunca deja de susurrar 
letras envenenadas
a su amor.  

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